La blusa es de tela y posee bordados con flores azules y ribete del mismo color. Las blusas y túnicas bordadas al estilo mexicano, eran comercializados por la Vicaría de la Solidaridad fuera del país, con los ingresos que les reportaba esta comercialización internacional, las prisioneras proporcionaban un salario mensual a cada una de las integrantes del taller laboral. El bordado de las blusas era el resultado del trabajo de una cadena de artesanas: diseño de los dibujos, corte y costura de la ropa, bordado y terminaciones a crochet. Como las prisioneras no tuvieron sus propias blusas en ese entonces, en el año 2005, un gran número de ellas decidió regalarse mutuamente blusas bordadas con los antiguos diseños, en un encuentro fraterno.