Ajedrez fabricado con conchas marinas recogidas en el borde costero por Octavio Ehijo, durante su reclusión en Isla Quiriquina, alrededor del año 1974. Los prisioneros en este recinto jugaban mucho ajedrez, al principio usaban un tablero hecho de cartón con piezas de palos. Cuando se somete a trabajos forzados a los prisioneros, el señor Ehijo es destinado a tareas de rancho en donde tienen que salir a mariscar para conseguir alimentos; es en esta instancia donde consigue recolectar las conchas marinas juntando alrededor de 300 piezas, con ellas inicia la fabricación de cada una de las piezas de ajedrez. Como las piezas negras eran muy pocas para completar el juego, decide teñir algunas con betún de zapato negro para constituir el juego completo.