Colonia Dignidad, un enclave "embrujado" por las atrocidades del pasado
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Reportaje de Agencia Efe emitido el 8 de julio de 2016. Un manto de niebla cubre el camino que se adentra en un frondoso bosque del sur de Chile. Es invierno y el frío entumece los huesos. De entre los árboles emerge una barrera y a su lado, un cartel: "Bienvenidos a Villa Baviera". En este lugar, próximo a Los Andes y protegido por una alambrada, funciona una pequeña comunidad. Bautizada como Colonia Dignidad, hasta hace diez años era el enclave de una de las sectas más oscuras que ha conocido la humanidad. Entre 1961 y 2005 fue escenario de un infierno controlado por Paul Schäfer, un psicópata enfermero nazi que actuaba en nombre de un dios vengativo y que sometió a 300 personas a castigos y manipulación mental. Para quienes nacieron y crecieron allí, la pedofilia, la esclavitud y el autoritarismo eran la realidad cotidiana. En la antigua Colonia Dignidad hoy habita un centenar de alemanes. El recuerdo de las atrocidades que padecieron sigue embrujando hasta el último rincón. Hace cuatro años los pobladores reconvertieron un edificio en restaurante y hotel. Las lámparas y butacas de Schäfer dan un toque siniestro al recinto, al que a veces llegan visitantes para participar en las fiestas folclóricas alemanas. Los turistas quedan encantados con el bucólico entorno y la sabrosa comida de Villa Baviera, pero los familiares de las víctimas consideran una ofensa "bailar sobre los muertos". "Es una falta de respeto para quienes todavía buscan a sus seres queridos. Villa Baviera tendría que convertirse en un espacio para recordar a las víctimas", sostiene Margarita Romero, presidenta de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad.